No se nos ha hecho muy larga la espera del regreso de las
Pretty Little Liars, ese drama teen procedente de la ABC Family que consigue
más adeptos por lo mala que es más que por sus tramas y sus personajes. ¿Qué
podemos esperar de su tercera temporada? Pues más de lo mismo: más estupideces,
más guiones sin sentido y más Spencer. A mí me vale.
(Atención, spoilers de los dos primeros episodios de la
tercera temporada)
Primero nos dijeron que al final de la primera temporada
desvelarían la identidad de –A. Nos mintieron, pero dijeron que seguro, seguro
que la desvelaban al final de la segunda. Nos volvieron a mentir. Aunque –A no
era Mona, aunque Mona solo fuera una marioneta más, todo esto ha marcado un
antes y un después en la serie: Ahora todo Rosewood conoce los acosos de –A y
esto en un principio debería plantear un escenario diferente. ¿Ha sido así? No.
–A ha vuelto, las chicas tienen un nuevo secreto que esconder al mundo y de
nuevo se encuentran solas ante el peligro. Personalmente opino que esto no
tiene sentido, que después de dos temporadas las chicas deberían conocer la consecuencias de no contarle a la
policía toda la historia desde el principio antes de que la bola de nieve se
haga más y más grande, pero bueno, esta serie no se caracteriza precisamente
por el uso del sentido común.
Una cosa muy curiosa de este pequeño “reset” de la historia es
como se nos ha introducido. El primer episodio de la tercera temporada ha sido
un completo homenaje al primer episodio de la serie: Los planos del granero,
las chicas escuchando música, se despiertan y Spencer no está, aparece Spencer
y dice que Emily ha desaparecido (en el primer episodio desapareció Alyson), Hanna
en el centro comercial donde casi roba un collar de una tienda… una serie de
guiños al inicio de la serie que indican que estamos en el inicio de una nueva
etapa, una nueva etapa que no será tan diferente a la anterior.
En definitiva, todo apunta a que la tercera temporada nos va
a vender lo mismo que antes. Aunque es obvio que no van a dejar de lado lo que
les ha funcionado durante dos años hubiera sido interesante aprovechar que más
gente conoce la existencia de –A para dejarlos entrar dentro de ese acoso, ver
por ejemplo a Ezra o a las madres de las chicas participar en el juego de –A en
primera persona, y no limitarse de nuevo a Hanna, Aria, Emily y Spencer. De
todos modos queda toda una temporada por delante, y si algo ha demostrado esta
serie es que los guionistas pueden hacer lo que les dé la gana aunque lo que
ocurra entre en contradicción con lo ocurrido dos episodios atrás.
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A mi me ha dado la sensación de que lo único que hemos visto cambiar de la primera a la tercera temporada es el corte de pelo de Hannah y de Aria. Poco más. Porque una vez más siguen siendo los conejillos asustados de A.
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