martes, 12 de junio de 2012

El seriéfago hipertrofiado


Hoy tengo ganas de encender el botón de teorizar, así que voy a ponerme un poco pedante. Muchos ya sabrán que una serie es mucho más que entretenimiento. Una serie, sea de forma intencionada o no, nos ofrece modelos de vida. Todos sabemos que la ficción es eso, ficción, pero si llegamos a empatizar con personajes y situaciones de una serie es porque nos vemos reflejados, porque nuestra mente es capaz de ponerse en el lugar de esos personajes y en esas situaciones. La ficción influye a la hora de identificar situaciones y de saber reaccionar ante esas situaciones, y sus personajes los utilizamos como modelos a seguir a la hora de presentar nuestra identidad ante los demás. ¿Cuántas veces hemos intentado ser Veronica Mars o Barney Stinson?


Es muy fácil creer que no es así, que simplemente es la televisión la que bebe del mundo real, pero esto no es del todo cierto. La ficción se basa en el mundo real para hacer una serie, y modifica ligeramente ese mundo según le convenga a la producción. El espectador asume ese “mundo ficticio” como real, y lo adopta (o más bien lo intenta, porque obviamente no siempre es posible), y de nuevo la ficción vuelve a adoptar y a modificar ese mundo adaptado… y la rueda de la negociación de la realidad gira.           

Siguiendo esta teoría, las series (y el cine, obviamente), determinan qué queremos tener, quienes queremos ser, quienes somos, y dónde nos encontramos. ¿Cuántas veces hemos dicho “Tal persona es como Chandler Bing”? ¿O que esa casa es muy “Gossip Girl”? ¿O “esto es como en aquel episodio de Friends en el que…”? Quizá no nos demos cuenta, pero las series calan profundamente en nosotros, y no de forma anecdótica o curiosa, sino de una forma muy importante.

Y ahora viene la pregunta. ¿Podría existir una persona “rota” por culpa de los modelos de vida que nos ofrecen las series? ¿Una persona a la que las series le hayan modificado la forma de entender la realidad de una forma más exagerada que a los demás? ¿Una persona a la que le es más fácil clasificar su vida por temporadas de 22 episodios, o a la gente de su alrededor como personajes regulares y personajes esporádicos? ¿Un Abed real? Existen, y yo he decidido llamarlos los seriéfagos hipertrofiados.

Mega fans de la series, pronunciaros. ¿Eres tú uno de ellos?

4 comentarios:

  1. Me parece muy interesante y cierto lo que planteas. Es evidente que las series de televisión han afectado mucho a la realidad, al igual que ha sucedido con libros o películas, o incluso el deporte, han pasado a ser una parte importante de la vida de mucha gente.
    Y lo que cuenta Community con Abed siempre me ha tocado mucho, me parece que trata de verdad, y no cómo otras, la personalidad de una persona a la que la cultura pop le ha calado muy hondo y se podria decir que lo ha "trastornado", pero... y si en lugar de trastornarle, le ha ayudado a superar un aislamiento. ¿Y si la cultura audiovisual de Abed no le ha roto, sino que hace que no este tan roto, porque tiene algo a lo que agarrarse?

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    1. Totalmente de acuerdo con lo de Abed. Quizá el problema ha sido la palabra "roto", tampoco quería decir que era algo malo, sino más bien algo como un engranaje que se ha salido del sitio de tanto forzarlo (o algo así xD).

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  2. Yo quise ser como Buffy cazavampiros. Me teñí de rubio y me busqué una estaca. Vale no. No me teñí lo de la estaca sí es verdad xD Yo creo que si alguien es muy fan de una serie acabará haciendo, diciendo o comportándose como alguien de esa serie. Yo creo que entra dentro de lo denominado "fanatismo"

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  3. A mi las series me han influido mucho, sobretodo en mi infancia y pre-adolescencia, he tenido la suerte de crecer con todas esas series que hacían en verano por la 2 (cómo Las Chicas Gilmore, Veronica Mars, Dawson Crece, Everwood...) y aquellas que descodificaban el Canal+ como Buffy o Friends.

    Con 12 o 13 años quería ser tan guay y "moderno" como sus protas y creo que en vez de obstaculizarme, me han ayudado, porque casi todas esas series tienen un nexo en común, que es la amistad y aceptar al otro por como es, ya sea gay, hombre lobo o demonio XD Además de enseñarte que puedes superar cualquier obstáculo, incluso el apocalipsis.

    Además que la Rowling también me enseñó mucho.

    Bueno, podría llenar lineas y lineas sobre esto, porque lo tengo muy reflexionado, pero creo que las series pueden ser positivas para la transmisión de valores, como Glee, la que considero una serie para niños (si, para niños) del siglo 21. XD

    Paro ya, que desvarío.

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